Conservar el bikini casi como si nuevo

Conservar el bikini como nuevo año tras año es lo que estarás deseando, tras varias salidas a la caza del bañador ideal y al fin dar con el que te queda bien. No sabes muy bien por qué, pero este realza el busto, te hace un culete estupendo y parece hasta que tienes menos tripa.
Si tienes suerte y cuando llegas a la tienda encuentras alguno, y tras comprobar lo bien que te sienta, mi recomendación es que compres otro igual. Siempre es mejor que tengas un par porque vas a gastarlo mucho y lo que es peor, vas a lavarlo cientos de veces.
Elección del bikini en función del material
La elección de un buen bikini es fundamental para su futura conservación. Desde los más calurosos de crochet, hasta los técnicos de tereftalato de polibutileno (PBT), la oferta es desmesurada. Tanto, como lo serán tus dudas sobre qué tejido es el más adecuado.
Por su resistencia, ligereza y adaptabilidad a la figura, los materiales utilizados con más frecuencia en la confección de bikinis y bañadores son el nylon y la licra. Pero pese a que entre sus virtudes incluyen también el secado rápido, si han sido mezclados con otro tipo de tejidos, pueden deformarse y perder color con la sal, el cloro y el sol.
El poliester está recomendado por su resistencia frente al desgaste y al cloro, pero no soporta la salinidad del mar. Por su parte, el PBT es hasta 5 veces más resistente al cloro que la licra.
Los adornos del bikini influirán en su durabilidad y tendrás que ser mas cuidadosa a la hora de lavarlo.
Rituales para conservar el bikini como nuevo, o por lo menos intentarlo
La arena, la sal de la playa, las radiaciones solares, o el mismo bronceador degradan los tejidos, incluida nuestra piel. Tras una larga exposición a ellos, se recomienda seguir unas pautas para la conservación del bikini de otras temporadas en perfecto estado.
Piensa que además es una prenda que irá en contacto directo con nuestras zonas más íntimas, y puede acarrearnos alguna que otra infección por hongos. ¿Os suena de algo la «erupción del bañista»?
Es una dermatitis provocada por larvas que se acumulan en tu braguita mientras te das ese agradable baño en el mar. Otra de las poderosas razones por la que hay que lavar y enjuagar el bikini a conciencia después de cada uso.
Lo ideal sería que no estuvieras mucho tiempo con el bikini mojado. Que te cambiaras por lo menos la parte de abajo, para mantener tu zona íntima seca y libre de infecciones. Una vez te lo quites, evita meter el bikini húmedo en una bolsa de plástico porque es un caldo de cultivo para los hongos.
Antes de nada fija el color
Por todas es conocida la capacidad que tiene la sal para fijar colores en tejidos naturales (algodón, lana, lino…). El vinagre blanco (de limpieza) aporta luminosidad a los colores.
Nada más comprar el bikini mételo a remojo, en una solución de agua, sal y vinagre, durante unas horas. Además de fijar el color estaremos desinfectando la prenda.
El cloro y la sal, muy corrosivos
Te recuerdo que la lejía es un derivado del cloro, así que si quieres mantener tu bikini como nuevo debes mantenerlo lejos de él. Lo encontrarás en grandes proporciones en piscinas y spas. Así que para estos casos yo no optaría por usar tu bañador favorito.
El salitre no es tan corrosivo como el cloro pero hace estragos en los tejidos.
Cuidado con los bronceadores
Si haces lo correcto y utilizas bronceador, aplícalo con sumo cuidado para no impregnar también el traje de baño. No te limpies las manos sobre la prenda porque además de mancharla pasarás las gomas. Lo adecuado sería que te aplicaras la crema por primera vez una hora antes del ponerte el bikini.
Al llegar a casa lava el bikini
Una vez en casa, y tras una ducha hidratante para ti, haz lo mismo con tu preciado tesoro. Lava el bikini sin dejarlo a remojo, y cuando creas que ya esta bien enjuagado, vuelve a enjuagarlo una vez más.
Utiliza jabón neutro o de ropa delicada y agua bien fría. El agua caliente daña los tejidos y los deforma. Los suavizantes también degradan las prendas elásticas.
Escurre bien y seca a la sombra bien lejos del sol. Ya a tenido bastante ración hasta el próximo día de playa. Y que ni por asomo se te ocurra meterlo en la secadora o plancharlo.
Si quieres puedes usar lavadora, siempre con un programa delicado. Aunque esto también desgastará más el tejido que un lavado a mano más delicado.
Y al terminar la temporada
Después de haber estado luchando todo el verano contra la arena, el salitre o el sol, y con tantos momentos intentando conservar el bikini como nuevo, no podemos meterlo arrugado en un cajón hasta el año que viene. Como cualquier prenda delicada es preferible protegerlo de roces y malformaciones, almacenándolo en una bolsa de tela independiente.
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